Siempre he escuchado hablar de la igualdad como algo tan tangible que suena a que pudiese ser real. Para mí la igualdad no existe, es una utopía. Hablamos de igualdad cuando en realidad quizá queremos decir equidad, que no se escribe ni se pronuncia igual.
Desde que nacemos, nuestra vida ya tiene sus cimientos. La situación económica de nuestros padres; si existió una figura paterna o no; si teníamos un hogar formado o si crecimos donde nuestros abuelos; el barrio donde vivimos; el colegio al que asistimos; las amistades familiares; Todo, absolutamente todo esto construye la base de nuestras vidas.
Hay muchas personas que nacen en desventaja comparadas a otras. Muchas mujeres cuyas realidades no son ni la mitad de la nuestra y por más derechos que existan apelando a la igualdad, nunca es alcanzada. Y ¿Por qué digo todo esto? Porque vivimos en un mundo en donde nos han hecho creer que somos o debemos ser iguales. En que todos tenemos derecho a ser felices, a alcanzar el éxito y la medida que utilizamos para ambos conceptos es una medida universal. Debes tener un poquito de esto o de aquello para ser exitoso, para ser feliz, como quién mide una taza de leche para hacer un dulce con una receta ya predeterminada.
Vivimos comparándonos con la mujer de al lado, la mujer de Instagram, la que sale en la televisión, la de la revista. Y no…no somos iguales. Y cuando digo que no somos iguales no lo digo de manera despectiva, ni alegando que una es más que otra. Simple y sencillamente la realidad es que NO SOMOS IGUALES y nunca lo seremos.
No soy esa mujer porque sencillamente elijo no serlo pero la culpa no me permite disfrutar mi elección porque nos convencieron que para ser lo suficientemente buena hay que ser de cierta forma.
Cada mañana, de lunes a viernes suena mi alarma a las 550am… en automático la apago porque estoy consciente que a las 6am aparecerá por segunda vez en la pantalla de mi celular en mayúscula cerrada la palabra parateeeeeeeeee acompañado de una melodía imposible de ignorar. – Es momento de despertarte Stefanie – me digo a mi misma mientras lucho por abrir los ojos. Me cuesta muchísimo porque no soy una morning person, mi cerebro a las 11pm es cuando está en su momento cumbre de creatividad pero a esa hora debo obligarme a dormir. Aquí es donde muchos me dicen, ah bueno pero tú puedes volver a acostarte después que dejar a Natalia al colegio. Esa es la percepción que muchos tienen de mi vida. Que como trabajo para mí misma me sobra mucho tiempo para muchas cosas pero la realidad es otra.
Lo segundo que hago cada mañana, es agradecer. Lo primero es cuestionarme ¿por qué el mundo empieza tan temprano en lugar de a las 10am?… Despierto a mi hija con un beso y le susurro al oído “Gracias mi Dios por un día mas de vida, gracias por permitirme ver esta sonrisa” a lo que ella no puede resistirse nunca y sonríe.
Preparo el desayuno, la merienda del día y salimos al colegio.
Tengo auto, eso me permite llevarla sin problema al colegio y al trabajar para mí misma puedo disfrutar de ese recorrido juntas que aprovechamos para escuchar Beethoven. Luego regreso a mi casa, desayuno con calma y me dispongo a empezar mi día en mi estudio. Algunos días me voy directo al gimnasio, todo depende de la cantidad de quehaceres que tenga en mi agenda. La gerente del hogar llega a las 930am a veces a las 10, justo para la hora de la merienda mañanera. “Señora Stefanie le sirvo frutas?” Es la frase que me anuncia todas las mañanas que ya llegó. Tiene 8 años con nosotras, el inicio de su día no es tan diferente al mío, pero sus condiciones, sí. Ella no tiene auto. A las 10am ya ella ha caminado, tomado dos o tres buses para llegar hasta mi casa, encargarse de ella y cuidarnos como a su propia familia. Ella tiene un horario flexible porque soy consciente de su realidad, porque soy consciente de sus limitaciones. Y quizá te preguntarás ¿qué tiene todo esto que ver contigo?
Nuestras vidas a simple vista pueden parecer distintas. Pero nuestras rutinas, nuestros sueños, nuestras aspiraciones, nuestra cotidianidad quizá tengan más en común de lo que crees. Todos tenemos motivos para despertarnos a diario y salir a producir dinero.
Todas llevamos a cuestas un equipaje y ahí radican nuestras diferencias. En nuestras experiencias y en cómo las hemos enfrentado y superado. Quizá por eso cuando me escuches sientas que hablo de ti, de tu vida, de tu historia. Porque todas hemos vivido decepciones, desilusiones, amores frustrados, momentos felices. Todas tenemos puntos en común en donde se entrelazan nuestras historias. Sin embargo nuestra realidad tiene variantes y en esto último es en lo que me gustaría nos enfocáramos hoy.
La semana pasada tuve una catarsis. Llegué al consultorio de mi psicóloga. Uno de mis detonantes principales de la ansiedad es la culpa. Es lo que más pesaba en mi equipaje, ya ha disminuido pero sigue presente. Vivo llena de culpas de no ser la mujer que debería ser según aquella medida perfecta para confeccionar el dulce de la felicidad. ¿te suena esto familiar? Mi hija me dijo aquella noche: mamá, nunca me has enseñado a cocinar, tú nunca cocinas. Sentí como en cuestión de segundos la ansiedad me golpeó como una bofetada. ¡NO COCINO, NATALIA NO SABE COCINAR, SOY MALA MADRE! ¿CÓMO NUNCA HABÍA PENSADO EN ESTO? Las cosas domésticas las hace la gerente del hogar, debería estar más pendiente yo…. Y un sin fin de cosas que me vinieron a la mente como una avalancha. ¡quizá no paso suficiente tiempo con mi hija! ¡Trabajo demasiado! En fin…llegué a mi cita consciente de que la culpa me había dominado por completo.
Pretendemos ser the soccer mom, the fit woman, the perfect wife, y un sin fin de etiquetas que simplemente no van con nuestra realidad. Yo no soy esa mujer, sencillamente no soy igual y no puedo serlo.
¿Te has sentido culpable por cosas que sientes que deberías hacer y no haces? ¿A qué hora inicia tu día? De 10 a 1pm trabajo en mi estudio. Durante ese lapso grabo locuciones, escribo el contenido para el blog, contesto correos etc. A la 1pm hago un receso para almorzar. Pese a que trabajo desde mi casa soy estricta en cumplir un horario porque sino me volvería loca. Almuerzo 30 minutos en el que puedo revisar redes sociales y luego continúo hasta las 230, hora en la que hago otra pausa para buscar a mi hija al colegio. Llegamos a casa y trabajo dos horas más para luego salir a la clase de baile de mi hija. Llegamos a casa nuevamente a las 7pm. Cenamos. Ambas tenemos una hora para ver televisión o leer, luego compartimos juntas una hora, leemos un cuento y Natalia se acuesta a dormir. Cuando miro el reloj son las 930pm me tomo una hora para mí y ya es momento de dormir. Esto es si ese día no tuve que salir a grabar a algún estudio en la calle, si no tenía que ir al supermercado, si no había que reunirse con un cliente etc… Este es un día tranquilo, no muy movido. ¿En qué momento podrías cocinar Stefanie? Preguntó mi psicóloga. Yo estaba convencida que la solución era agregar a mi lista de quehaceres “cocinar”. Comencé a responder en automático. “Quizá los miércoles que Natalia no tiene clase de bailes, en las tardes podría ponerme a cocinar” y seguía como una carretilla sin frenos. “Es que yo veo todas estas mamás en las redes y yo no entiendo cómo hacen, siempre en actividades, con sus hijos brincando para aquí para allá y yo simple y sencillamente a veces no puedo, no me alcanza el tiempo o no tengo energía… Mi psicóloga sólo me observaba, cosa que me comienza a poner nerviosa porque sé que por ahí viene el análisis que me va a dejar en una sola pieza. Finalmente habló… ah ok tú quieres ser the soccer mom. ¡Booom! Qué manera ombeeee de sacarme de mi lamento! Yo sabía que su silencio se traía algo entre manos pero me dejó fuera de base. Recordé que hacia un tiempo atrás había leído un artículo en el que muchos terapeutas alegaban que Pinterest provocaba ansiedad en muchas mujeres ya que vivían inconformes con sus realidades, sus argumentos se basaban en las comparaciones que realizaban entre las vidas perfectas que salen en Pinterest y sus propias vidas. Las casas prístinamente decoradas, las comidas como de restaurante, las loncheras de los niños como de sueño, en fin… recuerdo que en ese articulo decía que Pinterest era por y para mujeres de una ciudad de Estados Unidos en donde la población era bastante acomodada económicamente y las mujeres por lo general eran soccer moms y no trabajaban fuera del hogar. ¡Booom! Pretendo ser una soccer mom sin tener nada de lo anterior jajajaj El termino soccer mom se le denomina a las mujeres en Estados Unidos que se pasan llevando a sus hijos a actividades deportivas etc, las que están metidas en todo del colegio, las que hacen los dulcecitos perfectos…porque sus esposos son los que proveen el sustento del hogar y ellas viven enfocadas en hacer ejercicios y llevar a sus hijos a las actividades deportivas.
Yo no tengo un esposo adinerado que me mantenga, mi hija pasa la mayoría del tiempo conmigo ya que su papá viaja, soy independiente es decir mujer luchona empoderada dueña de mi propio tiempo ave fénix que nunca se deja, es decir tengo que trabajar para comer porque sino nadie me va a dar dinero en la quincena. Y a pesar de estar consciente de todo lo que hago a diario yo estaba ahí sentada lamentándome que no cocinaba y que quizá no pasaba tiempo suficiente con mi hija.
Mi psicóloga me volvió a interrumpir. Tú eres una madre presente, una madre que está dándole todo lo que su hija necesita. Un techo, comida, educación, un ejemplo de vida, valores. Y aquí te hablo a ti. Vivimos exigiéndonos enfocadas en lo que no tenemos o no somos y menospreciamos lo que sí somos! Quizá tú aun no seas madre pero mis miedos de pensarme fallando como madre se pueden traspolar a tu vida en tus miedos a no estar siendo lo suficientemente algo. Porque siempre hay algo en lo que no estamos siendo suficientes según nosotras….suficientemente delgadas, arregladas, bonitas, fit, exitosas… ¿Qué es el éxito? ¿Cómo podemos usar la misma medida si nuestras realidades son distintas? A las 6am yo estoy luchando para despertarme y a esa hora muchas mujeres ya llevan 3 horas despiertas. Es muy sencillo compararnos con aquellas vidas perfectas que vemos en las redes sociales y vuelvo e insisto en lo mismo… ¿Eres tú acaso esa mujer? ¿Tu realidad es igual a la de ella? O mejor dicho ¿Conoces su realidad? Es muy fácil verse bien si tu vida gira entorno a solo ir al gimnasio, cuidar de tu cuerpo y no te tienes que preocupar por las cuentas. ¿Es esa tu realidad? Sino la es ¿cómo puedes compararte? ¿Cómo puedo vivir llena de culpa si no logro darle a mi hija la vida de Pinterest? Cuando yo represento en mi casa la figura que provee económicamente. Pretendemos vivir con el mismo modelo de vida del siglo pasado con las exigencias de este siglo en donde la mujer también trabaja.
Pretendemos ser the soccer mom, the fit woman, the perfect wife y un sin fin de etiquetas que simplemente no van con nuestra realidad. Yo no soy esa mujer, sencillamente no soy igual y no puedo serlo. No puedo hornear pastelitos en las noches porque estoy cansada, mental, física y emocionalmente muchas veces. No soy esa mujer porque sencillamente elijo no serlo pero la culpa no me permite disfrutar mi elección porque nos convencieron que para ser lo suficientemente buena hay que ser de cierta forma. Hay mañanas en que únicamente atino a servir cereal de desayuno, hay días en que solo hay pan con queso para cenar porque no pude ir al supermercado, porque no me alcanzó el tiempo, porque simplemente decidí irme directo a casa ya que soñaba con acostarme y no moverme más. Yo no soy esa mujer que sale en Instagram siempre con los mejores outfits, siempre maquillada. Yo no soy esa mujer que sale en la televisión que tiene quien la maquille todos los días, que su trabajo depende de su imagen. Yo no soy esa mamá sacrificada que grita a los cuatro vientos que vive y muere por la maternidad…no lo soy y me costó mucho aceptarlo. Gritarlo sin avergonzarme, decirme a mi misma Stefanie está bien si hoy no quieres ver cómicas, está bien si hoy estás cansada. Tu hija te necesita bien y a veces eso requiere que hagamos el mínimo. No soy mala madre por querer divertirme, por querer tiempo para mí, por decir no hoy no puedo, pero la sociedad nos ha hecho creer que si.
Ese día después que salí de mi psicóloga llegué a casa, era miércoles y me propuse pasar la tarde con mi hija. Le dije vamos a cocinar algo juntas y me dijo no mamá mejor veamos una película. Mi mortificación estaba basada en mis miedos a fallar como mamá, no en el comentario de mi hija. Después de ese día hemos preparado juntas el desayuno los domingos y ya casi ni interés le tiene. Su comentario fue superficial, no era una carencia emocional, no era algo que le afectaba pero mi miedo a fallar, a no ser esa madre modelo que la sociedad pinta detonó mi ansiedad. Así mismo nos pasa cuando creemos que el hombre que nos gusta se fija en cierto tipo de mujeres, o en que debemos ser de cierta forma en redes sociales para vernos exitosas. Las fotos con frases motivacionales, porque eso es lo que nos hace ver intelectuales etc… Esto ha provocado que ser original o diferente sea cada vez mas extraño, vemos mujeres imitando mujeres, queriendo ser como otras no porque así lo deseen sino porque así le hicieron creer que se alcanza algo. Así tendrán más likes, así serán famosas. Mujeres perdiendo su esencia por encajar en un molde, viviendo inconformes porque sus rol models tienen una realidad distinta a las suyas. Hoy quiero que te preguntes ¿Estas siendo la mujer que deseas ser? O ¿estas convirtiéndote en quien te dijeron que debías ser para alcanzar algo?
Al inicio te pregunté te has sentido culpable por sentir que debes hacer cosas que no haces? Si la respuesta es sí… pregúntate de donde proviene ese sentimiento de culpa. Me encantaría que hoy te regalaras empatía, que revises tu día a día, que te des cuenta de todo lo que haces, si tienes hijos, si no tienes, de tu travesía desde el momento en que abres los ojos. Mañana quiero que cada cosa que hagas estes consciente y te aplaudas cada logro porque aun cuando hay días que no deseas hacer nada te levantas y lo haces! Eso, eso es dar el 100% aunque a veces sientas que no. Quiero que tengas empatía contigo misma, que te dejes de comparar con otras mujeres porque primero eres única y segundo desconoces su realidad. No somos iguales, cada una lleva a cuestas su equipaje, no te compares con mujeres cuyas realidades tienen ventajas sobre la tuya. Enfócate en conseguir tus objetivos en base a tu realidad, no en base a falsas ilusiones.
Hoy quiero que al final del día te des cuenta de lo que sí tienes y de lo que sí eres y cuando te quieras comparar con alguien te digas a ti misma… Yo no soy esa mujer. Quiero que a partir de hoy comiences a construir a la mujer que tú deseas ser… con tus fortalezas dentro de tus posibilidades.
Con cariño,
Stef