Las dos preguntas que más me hacen y aquí sueno full a Influencer… “muchas me preguntan” por qué equipaje de una mujer y… si soy joven me aceptan en el club de las doñas? Para aquellas que aun no me acompañan por Instagram en @equipajedeunamujer les cuento que nuestra comunidad se llama el club de las doñas! Todo empezó como un relajo conmigo misma porque un día me encontré haciendo cosas de doñas que juré nunca haría, pero eso no quiere decir que las doñas somos viejas! En lo absoluto, muy por el contrario llamar a una mujer doña es signo de respeto y alcurnia… no tiene nada que ver con la edad. Pero les decía que son estas dos preguntas las que mas me realizan… y hace unos meses atrás les subí un video con la historia de cómo inicio equipaje de una mujer en donde explico de donde surge el nombre, puedes encontrarlo en el blog…
La palabra culpable representa todo lo que no deseamos en nuestras vidas. Es un peso, un yunque que nos etiqueta.
Por motivos de trabajo viajé por muchos años durante mi adultez joven, siendo todo mi equipaje dos maletas. Por años todo lo que tenia materialmente hablando cabía en esas dos maletas. Sin embargo cómo en muchos textos lo he contado, mi equipaje emocional era muy pesado, se reflejaba en mi rostro, en mi cuerpo, en todo. Me aferraba a las cosas materiales, intentaba llenar vacíos emocionales con cosas y cada vez que me tenia que mover de un país a otro tenia el mismo problema de sobrepeso en mis únicas dos maletas. Menciónenme el aeropuerto y les contaré las peleas que tuve con mi pareja de esa época. Peleaba en cada counter porque casi siempre mis maletas tenían sobrepeso y le pedía meter algunas de mis cosas en su equipaje para no tener que pagar. él se disgustaba y así íbamos de aeropuerto en aeropuerto. Yo era muy joven, tendría unos 22 años que se yo y veía su actitud como un acto egoísta… si total íbamos hacia el mismo lugar, en el mismo avión ¿por qué no puedes meter mis cosas en tu maleta? Pero de lo que quiero hablar hoy es de la enseñanza que me dejaron estos recuerdos.
Si bien, a muchos nos puede parecer un acto egoísta que mi pareja no aceptara llevar parte de mi equipaje en el suyo, considerando que íbamos hacia el mismo lugar; la Stefanie de hoy, cuya madurez emocional es mil veces mayor a la que poseía en aquellos años, tiene los cojones de admitir que estaba equivocada. Las peleas en los aeropuertos eran la oportunidad perfecta para sacar cada cosa que me hacia infeliz en esa relación y mientras les cuento esto he llegado incluso a pensar que quizá inconscientemente lo hacia para tener la oportunidad de decir muchas cosas que no me atrevía a decir. Era infeliz, estaba en una relación tóxica por las razones equivocadas, entre esas no tener la valentía de decir hasta aquí. Sin embargo, era mi responsabilidad empacar a conciencia o mejor dicho comprar conscientemente sabiendo que poseía un espacio limitado para empacar, pero cuando sabes que cuentas con alguien o que puedes apoyarte de alguien, nuestras decisiones a veces no son tan conscientes y nos confiamos. Yo sabia en el fondo que aunque peleáramos igual en pleno counter iba a terminar pasando las cosas de una maleta a la otra y que me saldría con la mía, porque sino perderíamos el vuelo. Yo sabía que contaba con ese espacio extra… que no era mío pero que siempre salía al rescate. ¿Te suena esto familiar?
Me costaba deshacerme de cosas materiales porque así mismo tenia mi interior, saturado, sobrecargado de excesos, de basura
Al igual que esas dos maletas y su sobrepeso, mi vida entera era y es mi responsabilidad, pero en ese momento a mis veintitantos años yo no estaba lista para cargar con todo ese peso, porque hacerlo requería que enfrentara monstruos internos que había evadido por años, según yo, pero que se manifestaban en mis acciones. Por ende decidí tolerar una relación que me hacía infeliz pero que era cómoda dentro de lo enfermizo. Que otra persona lleve el control de tu vida, así sea que eso represente que pierdas tu individualidad, puede resultar cómodo cuando estas emocionalmente enfermo. Por eso quizá para muchas personas, emocionalmente sanas, les resulta imposible pensar en cómo alguien puede permanecer años en una relación llena de maltratos y abusos emocionales… y la respuesta entre muchos otras cosas, según mi propia experiencia, es por comodidad. Aunque suene inverosímil y retorcido. A parte de que las personas maltratadoras hacen absolutamente todo para que te conviertas dependiente de ellos, convirtiéndolos a ellos en indispensables para ti hasta que te resulte casi imposible creer que puedes ser capaz de hacer algo sin su ayuda.
Hace unos episodios atrás les hablaba de las relaciones tóxicas y de esa zona de confort del inconsciente… si… hasta a lo malo nos acostumbramos y pues por mas malo que sea, si nos resulta familiar y es esa familiaridad la que nos atrapa…. mejor diablo conocido que bueno por conocer…(Leer episodio “Saliendo de relaciones tóxicas” aquí). Entonces muchas personas son presas fáciles de caer en relaciones controladoras y dañinas porque simple y sencillamente les resulta más cómodo que alguien cargue con su equipaje, así sea a costillas de su salud emocional y felicidad. Y ese era mi caso, de una manera simbólica y real lo digo. Me costaba deshacerme de cosas materiales porque así mismo tenia mi interior, saturado, sobrecargado de excesos, de basura y no me culpo, no me reclamo y aquí quiero que pienses en ti y en la culpa que llevas en tu equipaje. Yo he aprendido a aceptar a esa Stefanie, que dentro de sus carencias y limitaciones emocionales, fue lo suficientemente valiente para convertirme en la mujer que hoy soy y aquí te hablo a ti… No culpes a tu niña interior, no culpes a tu yo del presente, no porque las situaciones que estas enfrentando no sean tu responsabilidad sino porque la culpa no soluciona nada, por el contrario, lo empeora.
En el episodio pasado titulado “Yo no soy esa mujer” les contaba como un comentario de mi hija gatilló mi ansiedad y de cómo de forma automática comencé a actuar, a tomar decisiones, desde la culpa y no desde el deseo. Y si ¡Hay una diferencia ENORME entre una y la otra! Cuando actuamos desde la culpa tomamos decisiones emotivas e impulsivas y no desde la conciencia. Cuando actuamos desde el deseo hay un proceso cognitivo que nos genera emoción; imaginarlo, pensarlo, sentirlo, desearlo. Cuando deseamos algo se crea una ilusión que nos genera placer al pensar que lo alcanzamos. Pero cuando hacemos algo porque lo tenemos que hacer, por obligación o simplemente por culpa en realidad la sensación que queda puede ser incluso de insatisfacción. Yo lo veo como un corto circuito interno y obviamente hablo desde mi experiencia, cada uno lo puede interpretar desde la suya. Pero por ejemplo cuando nos quedamos en una relación por culpa… que es una de las principales herramientas de una persona maltratadora o abusiva, porque saben perfectamente cuales botones tocar para activar la culpa y hacerte sentir que todo lo que sucede es provocado por ti… “me voy a matar si me dejas” se activa la culpa… si a esta persona (que me está haciendo daño) le pasa algo, será mi culpa… y nadie quiere ser culpable… ser culpable de algo es malo desde que somos niños. Por eso cuando algo sucede y el niño sabe que no fue bueno lo primero que dice es “yo no fui” nadie quiere cargar con el peso de la culpa. Entonces nos quedamos con personas por culpa, y esto le comienza a sumar peso a nuestro equipaje de una manera desastrosa.
La palabra culpable representa todo lo que no deseamos en nuestras vidas. Es un peso, un yunque que nos etiqueta. En un juicio se le declara a una persona inocente o culpable, siendo el último veredicto el primer eslabón de una serie de castigos como consecuencia de nuestros actos. Entonces nadie quiere escuchar esta palabra, sea cual sea el juicio que enfrentes.
Yo intenté rescatar una relación que jamás me hizo feliz, insistí en asistir a terapia de familia pero no porque quería solucionar el problema porque hoy entiendo que ese no era mi objetivo, yo no amaba a esa persona y no deseaba estar con él, y a mis 36 años puedo aceptarlo sin miedo a ser señalada, simplemente yo iba a que me dieran la razón… a que una tercera persona, a que un especialista le dijera a mi pareja USTED ES EL CULPABLE, USTED ES EL MALO DE LA PELICULA. Yo deseaba que alguien me quitara ese peso de la culpa para poder seguir; deseaba que alguien me dijera si Stefanie aquí tú eres la inocente. Recuerdo perfectamente que una de las terapeutas que nos atendió me dijo Sra Stefanie usted por qué está aquí, esa pregunta me caló en cada rincón de mí. La realidad es que nadie nunca me iba a decir que yo no era la culpable porque no existía absolutamente más nadie responsable de mi vida que yo misma. ¡Sí! La persona con la que estaba era todo lo que yo decía, eso estaba claro, pero quién había decidido quedarse fui yo. Eso me convertía en culpable, pero como la palabra culpable genera un peso excesivamente grande deseo que empecemos a referirnos a nosotros mismos como “responsables”.
Yo era responsable de haberme mantenido en una relación que no me hacia feliz.
Yo era responsable por haberme fallado a mí misma, por las veces que decidí elegir actuar desde la culpa y no desde aquel deseo que me gritaba huye! Sal corriendo.
Yo era culpable y responsable de cada una de las cosas inapropiadas que toleré.
Yo era responsable de no escuchar a quienes me aconsejaron y que eventualmente se marcharon, porque lidiar con una víctima cansa… y cuando hablo de víctima me refiero a aquellas personas que se estancan en este rol. Eventualmente las personas se alejan porque quién decide ser víctima para siempre se convierte en un vampiro de energía de quienes lo rodean y tratan de ayudar.
Yo era y soy responsable de cada una de mis acciones y por ende de sus consecuencias pero es mucho mas sencillo buscar culpables externos, que cargar nuestro equipaje. Resulta más practico tirarle todo nuestro exceso de equipaje a alguien más, como yo pretendía hacer en cada aeropuerto. En lugar de buscar la manera de vaciar lo que no sirve, sanar, olvidar y perdonar. Nos pasamos la vida culpando a nuestros padres, a nuestros jefes, nuestros compañeros de trabajo, nuestras parejas, nuestros amigos, a nuestros hijos, a Dios, al trafico, al viento, a la lluvia, al sol, al gobierno… a todo lo que nos rodea jugando al “yo no fui” porque somos incapaces de cargar con el peso de la responsabilidad.
No hay príncipes azules, porque no somos princesas. Nadie absolutamente nadie tiene que venir a rescatarnos y hacerse cargo de nuestro equipaje. Nadie, absolutamente nadie tiene que solucionarnos la vida. No hay frase que anule más a una mujer que “se casó con fulano, está hecha” “ese tipo le resolvió la vida”. Como si fuésemos unas inútiles, como si fuésemos incapaces de decir “este es mi equipaje el que llevaré a cuestas lo que dure mi viaje…mi vida y yo soy responsable de lo que llevo en él y de cargarlo. Vivimos quejándonos que los hombres nos sexualizan, que la publicidad nos sexualiza pero hacemos eco de esto con nuestros pensamientos y acciones. No trates a los hombres como tus salvadores, alguna vez hemos pensado en el equipaje tan pesado que llevan los hombres a cuestas? En las expectativas que la sociedad tiene de ellos, un equipaje que ellos no eligieron llevar, simplemente que así se impuso. Ven por qué les dije en el episodio pasado que anhelamos la igualdad y en realidad quizá no sabemos lo que pedimos. Igualdad es yo hacerme cargo de mi equipaje sin esperar nada de nadie. Igualdad es yo estar tranquila con mi realidad sin desear conocer un hombre que me compre una casa, un hombre que me ayude económicamente porque recordemos que esa persona también trae su equipaje a cuestas y si un hombre nos tira su equipaje para nosotras cargarlo es un huevón… pero si nosotras lo hacemos somos bendecidas. Esto no es igualdad bajo ningún concepto.
Hoy en Panamá, para los oyentes Panameños, inicia un nuevo periodo de gobierno, con un equipaje pesadísimo lleno de expectativas de un país entero. Y lo único que escucho por todos lados es ojalá que “con este nuevo gobierno la cosa mejore” ¿Qué es la cosa? Ven como nuestro lenguaje en tercera persona nos des responsabiliza de inmediato. Cuando hablamos de la cosa ¿nos referimos a nuestra situación económica? Y no voy a profundizar en este tema pero lo menciono para que nos demos cuenta de cómo incluso la manera en que hablamos nos convierte en Poncio Pilatos… “Si Dios quiere todo va a mejorar”. Tampoco voy a hablar de religión pero todas estas frases han programado nuestro marco de pensamiento en que siempre hay alguien más responsable de lo que sucede, y la realidad es que no existe más nadie responsable que tú de tus decisiones y consecuencias. ¡Sí! existen situaciones fuera de nuestro control pero la manera en cómo reaccionamos ante las adversidades jugarán un papel fundamental en el rumbo de nuestras vidas. Mi objetivo es que te des cuenta que debemos ser consecuentes con nuestros actos y decisiones, porque absolutamente todo es nuestra responsabilidad, por no usar la palabra culpa. ¿cuántas personas no escuchar decir me quede en esa relación por mis hijos? Estarán conscientes del peso que colocan en el equipaje de sus hijos causado por la culpa? No y mil veces no, tus hijos no son responsables de que te hayas quedado en una relación infeliz, tus hijos fueron la excusa para tu incapacidad al momento de tomar decisiones, que es muy diferente. Suena crudo, suena fuerte pero es la verdad.
Analiza las situaciones en las que te encuentras y responsabilízate de tus decisiones. No se trata de encontrar culpables ni de darnos látigos. Comienza a cargar tu propio equipaje, ¿Está muy pesado? Entonces has encontrado el punto de partida. Sacar todo ese peso que vamos arrastrando durante nuestra vida es primordial para continuar. ¿Estás infeliz en tu trabajo? ¿por qué sigues ahí? ¿De quién es la culpa? ¿Qué has hecho para cambiar esta situación? ¿Estás infeliz en tu relación? ¿Qué te detiene? ¿Qué estás haciendo tú para cambiar esto? ¿Quién es responsable de tu felicidad? ¿Tuviste una infancia difícil? Ok ¿Cuánto tiempo más vas a culpar a tus padres? ¿De quién es la responsabilidad de sanar ahora que eres un o una adulta? Busca ayuda, por ti y para ti. En otro lunes de seriedad hablaremos un poco sobre el peso de nuestro equipaje colocado por nuestros padres…como afecta nuestro origen en nuestra vida presente pero por el momento analicemos bien, coloquemos en un papel, sabías que te iba a poner a escribir, anotemos todas las incomodidades que tenemos y seamos sensatos en encontrar el origen de la hecatombe, no para encontrar culpables repito! Sino para responsabilizarnos y dejar de tercerizar las consecuencias. Hacernos responsables nos hace conscientes y desde la conciencia puedes tomar decisiones ecuánimes que nos acerquen a la vida que deseamos tener.
Con amor,
Stef Nieto
AKA La Coach (Sólo los #lunesdeseriedad)