EMDR LA TERAPIA PARA SANAR.

Aún recuerdo sus palabras en la primera sesión… “yo estoy aquí para cuidarte. Esto dejará de doler, aquí nadie te podrá hacer daño.”

Todas en algún momento de nuestras vidas hemos enfrentado situaciones traumáticas o difíciles de superar. Es importante tener nuestra mente abierta a que pedir ayuda psicológica no es de débiles ni nos convierte en enfermos mentales (como una vez alguien muy tóxico me llamó). Es por eso que quiero iniciar este #lunesdeseriedad reflexionando de cuan afortunadas somos de vivir en una época en donde cada vez es más común que las personas busquen ayuda psicológica. Entender que tenemos en nuestras manos esta herramienta para mejorar nuestras vidas es el primer paso para sanar aquellas heridas que no nos permiten alivianar nuestro equipaje.

La semana pasada en el #martesdetaquilla les conté en un video un poco de la historia de cómo este blog surgió… resultó muy emotivo para mí recorrer el camino que me llevó hasta aquí, y cuando digo aquí me refiero al nivel de paz y salud mental que tengo. Sé que para muchas surgieron gran cantidad de inquietudes sobre todo las terapias que realicé que me llevaron a donde estoy. (Haz click aquí para ver el video, si aún no lo has visto). 

Debo empezar contándoles, para las que no me conocen, que tengo casi 36 años. Inicié yendo al psicólogo llevada por mi madre desde mi adolescencia. Resulta increíble pero de cuatro terapeutas ninguno logró ver a fondo qué me sucedía. Muchos atribuían mis actitudes a la rebeldía por la edad, etc. A lo largo de mi vida, desde la adolescencia y vida adulta, tomé antidepresivos y ansiolíticos en distintas ocasiones. Sufrí de trastorno alimentario de atracones e inicios de bulimia a los 16 años y como secuela de adulta sufrí por años trastorno de la imagen.

No fue hasta los 20 años que yo decidí ir por mis propios medios donde alguien en quién yo confiara, a quién le pudiera contar en algún momento eso que anclaba mi equipaje. Durante más de diez años asistí de manera interrumpida a terapia (trabajaba fuera de mi país y los viajes me impedían hacer terapia continúa). No es hasta el año 2008, como les conté en el video, que inicio una terapia llamada Constelaciones familiares de la cual les hablaré otro lunes… Hoy quiero enfocarme en aquella terapia de choque que ustedes tanto desean conocer. 

Así viví muchos años…¡Desconectada! pero me ayudó a sobrevivir. 

Les cuento todo lo anterior para que comprendan la relación estrecha y segura que yo poseía con mi terapeuta a lo largo de 12 años. Un buen día hace dos años me dijo: – Vieja… yo estoy muy orgullosa de la gran mujer en la que te has convertido pero te tengo que dejar ir… Quiero que sepas que no te estoy abandonando, simplemente deseo que sanes esa herida que es el epicentro de todo- ¡Yo quedé en shock! Sabía que Itzel deseaba lo mejor para mí pero la noticia me tomó por sorpresa, a la vez sentí alivio y tranquilidad en saber que contaba con alguien que me apreciaba lo suficiente como para referirme con un especialista en quién confiaba. Y hago hincapié en esto porque por ignorancia o malas experiencias muchos piensan que los psicólogos sólo te cobran por escuchar tus problema bla bla bla. Nada más falso que esto, siempre y cuando asistas con alguien idóneo y recomendado.

Es así como en el 2017 inicio una nueva terapia que prometía arrancarme para siempre ese dolor que no me dejaba avanzar (algún día estaré preparada para contarles).  Esta terapia se llama EMDR (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing). Como sus siglas en inglés indican se trata de una terapia psicológica en la cual el paciente reprocesa y desensibiliza los eventos… en palabras coloquiales, revives en tu mente los traumas para reprocesarlos y que dejen de doler. ¡Aja! presta atención a lo que acabo de decir…dolor. ¡Si! Durante mis años en terapia convencial era muy muy extraño que llorara, mi cerebro desarrolló un buen mecanismo de defensa y lograba salirme con las mías cuando sabía que algo me iba a afectar. Así viví muchos años…¡Desconectada! pero me ayudó a sobrevivir. 

El EMDR trabaja por medio de estímulos o toques leves (kinestesia), estímulos auditivos o movimientos oculares con los que se activa un hemisferio cerebral a la vez. Cito a Wikipedia para ampliar:

EMDR describe el trauma como una información almacenada en el cerebro de manera disfuncional, a partir de una experiencia considerada traumática; al ser archivada de ese modo, no puede utilizarse ni integrarse a la experiencia cotidiana del sujeto, y por consiguiente se convierte en responsable de los síntomas del paciente.

Para expresarlo con más precisión, la información queda asociada a los sistemas de memoria implícita de modo similar al momento en el que se experimentó la experiencia traumática.

Dicho en buen panameño y bajo mi experiencia propia, a veces tenemos sensaciones de incomodidad y ni siquiera sabemos qué nos pasó… cambios súbitos en el ánimo pero no descubrimos qué lo pudo detonar. Cuando existen ciertos traumas muchas cosas pueden gatillar las emociones. Quizá estuviste un accidente de auto y temes manejar. Quizá fuiste abusada sexualmente y tienes miedo a intimar. Quizá estuviste en un robo, presenciaste un evento desastroso y esto trajo secuelas. Con el EMDR las reprocesas.

Volvemos al dolor… ¡Sí! porque es importante que sepas que duele…muchísimo. Creo que en mi vida había llorado tanto y recuerdo las palabras de mi terapeuta “te prometo que es un dolor reparador”Imagina tu cerebro como un gran computador, toda esta información almacenada y la de los traumas tirada en un hoyo oscuro en donde nadie quiere ir porque se levanta el monstruo… ¡luego imagínate yendo hacia allá… justo a donde toda la vida evitaste ir! Esta terapia es guiada y lean bien DEBE SER GUIADA POR UN ESPECIALISTA.

Jamás pensé que podía eliminar la ansiedad sin fármacos, estaba muy escéptica al inicio, sobre todo cuando tras cada cita me enfrentaba a esos demonios y salía destruída, hasta que un día todo hizo click. Hay traumas que jamás olvidarás pero te lo prometo, dejarán de doler. Puedes leer más sobre esta terapia aquí y buscar personal calificado en tu país. Recuerda, pedir ayuda no es de cobardes… ¡ES DE VALIENTES! La idea es disfrutar el viaje con el equipaje más ligero posible… nunca es tarde para reprocesar y avanzar.

Con cariño,

Stef Nieto
@equipajedeunamujer

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